La uva de mesa embolsada con denominación de origen Vinalopó afronta la recta final de una campaña “complicada” debido a la climatología, los elevados costes de producción y la inflación, que ha repercutido en el estancamiento de la demanda.
A punto de alcanzar la Nochevieja y recibir el nuevo año con las tradicionales uvas de la suerte, que en gran parte procederán del Medio Vinalopó (se estima que dos de cada tres uvas consumidas en la noche de fin de año se habrán cultivado en el valle),el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Uva de Mesa Embolsada Vinalopó, considera que 2022 ha sido un año “difícil para el sector” debido fundamentalmente a la climatología, que ha impedido que algunas variedades alcanzaran los estándares de color requeridos, los altos costes de producción y la inflación, principal causa del “estancamiento de la demanda”, si bien se espera que esta repunte ligeramente en la recta final de la campaña.
A pesar de todo la Denominación de Origen cerrará el año con una producción adscrita de 39,5 millones de kilos, destinada en un 75% al mercado nacional, y 33 operadores certificados.
Del total de producción casi el 50 por ciento corresponde a la variedad Aledo, la más tardía y que será la encargada de traer la suerte en la noche de fin de año, cuando se estima que se consuman unos dos millones de kilos de unas uvas que durante meses han estado protegidas en las vides por una bolsa de papel, que les ha proporcionado una maduración especial y un color y sabor únicos.